Como cada año a principios del mes de noviembre la archicofradía celebró la solemne eucaristía en memoria de nuestros hermanos y devotos difuntos. Este año se celebró cocretamente el día de los Difuntos, el 2 de noviembre.
Es una ocasión al año donde nos reunimos a recordar a los que un día formaron parte de nuestra Archicofradía y ya no están entre nosotros, también para recordar a todos aquellos que nos precedieron a lo largo de los siglos, hermanos que construyeron nuestra cofradía a lo largo de los últimos casi quinientos años, fundadores los primeros y todos los demás que vinieron después,devotos de la Santa Vera Cruz y devotos de la Virgen de los Remedios, nuestra celestial Madre que siempre veló por todos los hermanos de esta Archicofradía y por todos los egabrenses desde su camarín en su santuario del Cerro.
Entre las personas fallecidas que este año recibian un especial recuerdo se encontraba el padre Don Miguel Rodríguez, que tantos años proclamó la palabra del señor desde el altar mayor de nuesta iglesia y que el pasado invierno pasó al seno del Señor, querido y recordado sacerdote que cuantas veces se le llamó para participar en cultos y actividades su respuesta siempre fue si, recordadas especialmente las eucaristías de los domingos de mayo que durante muchos años se celebraron en la iglesia del Cerro y de las cuales él se hacía cargo ante la imposibilidad de hacerlo los sucesivos párrocos de la Asunción y Ángeles.
Como correspondía a la fecha la Virgen se hallaba vestida de luto, con manto y vestido negro, los que estrenara en la pasada cuaresma, luciendo en sus sienes la corona real y con el clásico rostrillo de encaje. El Divino Niño Jesús por su parte estaba vestido de hermano.
La asistencia de hermanos a la eucaristía fue muy nutrida, encontrándose también presentes bastantes vecinos del barrio y familiares de los difuntos por los cuales se ofreció la Santa Misa.
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