El próximo sábado 27 de septiembre las puertas de la Antigua Basílica Egabrense, Santuario de San Juan Bautista y María Santísima de los Remedios se abrirán de par en par para recibir a la Reina y Señora de Cabra, María Santísima de la Sierra Madre y Patrona nuestra.
Vuelve a la que según la tradición fue su primera morada en Cabra, la primitiva Basílica erigida sobre el solar que anteriormente había ocupado el Templo pagano dedicado a la Diosa Fortuna.
Allí según recogió nuestro hermano Narciso García Montero y Pelayo en su historia de la Villa de Cabra fue depositada y recibió culto una imagen de la Virgen María que entregada por San Lucas al Santo Hissio, este donó a la villa de Cabra, en aquellos tiempos Egabro. Dicha imagen fue venerada durante algún tiempo en una casa particular de los primeros cristianos y en el momento en que fue propicio ya en la Basílica de Santa María, hasta que en noviembre del año 714 y ante el peligro de ser profanada su primitiva imagen en una noche cerrada fue subida por primera vez a la Sierra de Cabra, a la gruta que se halla en lo más escarpado del picacho donde tras oraciones de despedida fue dejada con una lámpara encendida que milagrosamente una vez más se conservó durante los siglos venideros. La tradición conservada gracias a lo que plasmó en su libro este hermano nuestro cuenta como en los días siguientes al 15 de agosto de 1240 un cautivo se presentó ante el rey que se encontraba en la recientemente reconquistada Villa de Cabra contándole el prodigioso hallazgo de una preciosa imagen de la Madre de Dios en lo más alto de la Sierra, el rey inmediatamente se lo comunicó al Obispo que también se encontraba allí cerca y ambos junto con parte del séquito real se trasladaron por escarpadas cuestas y caminos casi inexistenes hasta el lugar que les indicó el cautivo, allí se hallaba Ella, la imagen de la Virgen que habían venerado los egabrenses de aquellos primeros años del Cristianismo, con su mirada serena y su particular belleza, una imagen que estaba llamada a ser foco de devoción de las comarcas del sur de Córdoba, tierras fronterizas con el reino de Granada en aquellos tiempos.
Tras los intentos fallidos por bajar la imagen de la Virgen hasta la Viñuela para hacerle allí una pequeña ermita optaron finalmente levantarla en lo más alto de la Sierra, lugar que contó con el beneplácito de la Santísima Virgen que honró aquella su santa Imagen con nuevos y numerosos prodigios y milagros durante los siguientes siglos hasta nuestros días.
Esta es más o menos la historia de la Virgen de la Sierra según la plasmó Don Narciso García Montero, gracias a él conocemos todos esos detalles de una leyenda fascinante que resume la devoción a la Virgen en Cabra desde los primeros Cristianos hasta nuestros días, pocos pueblos tienen el privilegio de tener una historia tan fascinante de sus devociones Cabra en ese sentido puede considerarse una ciudad privilegiada, máxime cuando, a veces milagrosamente esa historia de amor y devoción se ha mantenido siglos y siglos hasta nuestros días, máxime cuando en vez de entibiarse en los últimos cien años esa historia de amor se ha reforzado exponencialmente y la devoción hacia María Santísima de la Sierra ha crecido hasta niveles que tuvo en sus mejores épocas.
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Cuando Nuestra Madre de la Sierra cruce el dintel del Santuario de San Juan Bautista y María Santísima de los Remedios Cabra se reunirá de nuevo con su historia, real o leyenda que más da... miles de egabrenses así lo creyeron, y se lo contaron a sus hijos y estos a los hijos de sus hijos... La Virgen de la Sierra tiene una vinculación trascendental con el Cerro, con el Barrio y con su templo mayor, una vinculación secular en el corazón y sentimiento de los egabrenses de todos los tiempos.
Serán unos días especiales, de sentimiento de fe y devoción, de experiencias únicas, de amor, unos días para guardar en el joyero de los corazones de los egabrenses en el lugar donde se guardan los más vivos recuerdos y las más preciadas vivencias.
La Virgen vuelve de nuevo a su casa, una casa que también milagrosamente se ha conservado a lo largo de los siglos y muy especialmente gracias a la dedicación y empeño que la Archicofradía de la Vera Cruz y María Santísima de los Remedios pusieron a partir de 1522 para que eso fuera así, levantándola incluso desde los cimientos cuando fue necesario.
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